Y después de la tormenta….¡¡La Toxoplasmosis!!

Y después de la tormenta….¡¡La Toxoplasmosis!!

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Después de pelearme con absolutamente todo mi entorno con el tema del gato y mis alergias, en el momento que dí el paso de quedarme embarazada tenía la esperanza de que teniendo un gato callejero más 7 años, Lily sería portadora de la puñetera toxoplasmosis, y yo por supuesto ya la habría pasado, y ya sería inmune a ella, y no tendría que preocuparme por eso… y van y los análisis me dan negativos…cagüentoloquesemenea.

Ya tengo a la pobre hastiada con tanto problemón jajaja

Mi gata con mirada de «hasta el moño me teneis ya» Ains…

Y bueno, otra vez la pobre Lily en el ojo del huracán. Y yo histérica, porque mi hermana es médico, mi tío y mi tía también, y mi madre…a mi madre simplemente no le gusta nada mi gata, así que todo iba en contra nuestra. Y otra vez a aguantar sermones sobre los peligros de mi tierna gatica para mi embarazo :S

Así que nada, me ha tocado empollarme sobre el tema todo lo que he podido, mirando páginas de internet y preguntando a todo el mundo, para ver qué peligros puede entrañar esta enfermedad y cómo puedo hacer para no pillarla.

La Toxoplasmosis es una enfermedad infecciosa ocasionada por el toxoplasma gondii, que puede causar desde infecciones leves y sin síntomas hasta infecciones mortales que afectan mayormente al FETO. Ahí radica el problemón. Esta es una zoonosis, una enfermedad que se transmite de animales a humanos, y los GATOS son hospedadores definitivos del tan temido parásito, fuente de mis desvelos actuales.

Una vez llegados a este punto, Llanitos estaba ya muerta de miedo, planteándose qué hacer con la pobre gata. Por suerte, tengo un grupo de amigos  veterinarios la mar de molones, de mis años universitarios (en el guasap nos llamamos en estos momentos «La Alcaparra Listeriosa», no me pregunteis por qué 😛 ). Y hablamos muy a menudo. Y les comenté el asunto en cuestión. Y por fortuna para mí, mi compi Manolo, que aparte de veterinario, da charlas sobre salud pública, y orientadas sobre todo a la alimentación y a las embarazas y a los posibles riesgos que estas puedan tener, y me contó cosas la mar de interesantes sobre este tema que conlleva tantas dudas.

A saber:

– Resulta que los gatos sí transmiten la enfermedad, pero sólo a través de las HECES. El gato puede estar o no infectado. Esto normalmente depende de su alimentación; Si come o ha comido carne cruda, o ha  podido estar en la calle cazando ratones o pájaros y se los come, es posible que tenga la enfermedad. Yo fui a mi veterinario a preguntárselo, porque leí que se le podían hacer análisis para saber si era o no portador. Pero Dani me dijo que podría salir positivo y ser asintomático, y en ese caso no había peligro aunque tuviera la enfermedad (más neurosis innecesarias no, porfa). Así que no le hice los análisis a Lily al final. Sólo me quedaba tomar mis precauciones, que son tan básicas como tener unas sencillas MEDIDAS DE HIGIENE, lavándonos bien las manos cada vez que los cepillemos o sobeteemos, y sobre todo las referentes a su cajón de arena donde ellos hacen «sus cositas». Lo ideal sería que alguien lo limpiara por nosotros, pero si estáis en el mismo caso que yo (que no tienes a nadie que te haga el favor porque tus vecinas igual te ayudaban pero son octogenarias), debes USAR GUANTES, PALA y mucha higiene antes y después por si acaso, y sobre todo, HACERLO A MENUDO (la limpieza). Esto es debido a que si las heces llevan quistes con el parásito, para que sean infecciosas (o sea peligrosas) han de pasar un periodo de maduración de 24 a 48 horas de exposición al medio exterior. O sea, que evitando que pase ese tiempo y aumentando la frecuencia de limpieza, minimizamos el riesgo un montón.

– Pero la causa más común de contagio, y esto es algo que mucha gente desconoce es A TRAVÉS DE ALIMENTOS CONTAMINADOS (poco cocinados en el caso de la carne o frutas y verduras mal lavadas) ¡Toma ya! La carne no es problema para mí, porque aunque antes me comiera hasta los andares del cerdo, tenía que estar todo bien chuscarradito, eso de carne a medio hacer no iba mucho conmigo…y ahora menos. Eso sí, con las verduras esto podía ser un problema. Y Manolo me dió la solución: LEJÍA, pero tiene que ser APTA PARA DESINFECCION DE AGUA DE BEBIDA (lo cual quiere decir que la concentración debe de ser de 1,15 gramos de hipoclorito de sodio por cada 100 mililitros). Esto lo solucioné comprando en el súper del «Continglés» la famosa AMUKINA:

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Por norma odio las marcas, pero estuve buscando lejías de uso doméstico y esta fue la única que encontré, y cuesta 4 euracos y pico. Manolo me dijo que las hay en cualquier supermercado, pero seguramente yo buscaba en la sección de alimentación y estaban donde están los productos de limpieza, asi que tomad nota por si acaso, porque seguramente hay de muchos tipos, y mucho más económicas, incluso a veces son las típicas botellas amarilas de toda la vida, sólo hay que leer el etiquetado, porque algunas son aptas y otras no (este dato lo he sabido yo después de comprar la Amukina)

Pues bien, en teoría hay que LAVAR E HIGIENIZAR TODAS LAS FRUTAS Y VERDURAS QUE CONSUMAMOS. Pero luego están las bolsas que venden de verdura ya preparada que ya va lavada (de cuarta gama). Mi amigo me dijo que no confiara por si acaso, y sólo si en la bolsa constaba «LISTA PARA EL CONSUMO» (o similar) se tomaran sin problema (Creo que me habló de la marca «Florette»). Si no fuera así, no perdemos excesivamente mucho tiempo ni esfuerzo en ponerlas a remojo con un chorrazo de amukina. La proporción es de un tapón (50 ml) por cada 2,5 litros. Yo para mí suelo usar en proporción 1 litro de agua y 20 ml de amukina (me paso el día haciendo reglas de tres, mira) Y aunque apesta a lejía que no veas, cuando enjuagas la mezcla, deja de oler, y el sabor no se modifica, ni yo hasta el momento he notado sabor a lejía ni síntomas de envenenamiento, vamos 😛

– La última vía de contagio suele producirse en personas que trabajan la tierra con las manos, bien agricultores, o haciendo labores de jardinería. En los suelos suele estar presente el parásito en gran cantidad. Una persona que manipule la tierra con las manos desnudas puede introducir restos de tierra bajo las uñas. Pese a un lavado de manos con agua y jabón, siempre puede quedar tierra bajo las uñas. Después, si se lleva las manos a la boca, es fácil infectarse de éste y/o de otros parásitos. Por tanto, si te gusta la jardinería te toca usar guantes o bien tener una limpieza exhaustiva cada vez que manipules la tierra hasta por debajo de las uñas.

¡¡¡Esperemos que no nos pase «na»!!!

Saludos.

 

 

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