Uno de los motivos por los que me decidí a llevar a cabo esta iniciativa es, aprovechando mi embarazo, porque cada día que pasa estoy más satisfecha de la alimentación y la filosofía en general que intento mantener, sin consumir productos animales ni derivados de los mismos. Esto es, ser vegana. Debo decir que todavía no soy vegana estricta, por dos motivos principales,
1) Porque mi entorno más cercano todavía no ve claro esta decisión, y claro, en el caso de la familia, cuando hacemos comidas familiares, juntanas varias, etc. para mí es complicadísimo comer distinto, así que intento hacerlo en la medida de lo posible. También me ocurre en mi vida social. Vivo en Castilla la Mancha, región que históricamente ha sobrevivido a base de gorrinos y matanza y salir a un bar a tomar algo no animal es casi una hazaña…pero estoy en ello.
2) Porque soy una comedora nefasta. Siempre lo he sido. Desde mi más tierna infancia. Tengo verdaderos problemas para darle un bocado a una pieza de fruta, me horroriza el tomate crudo, y en general los vegetales rojos, y bueno…a veces hasta me da vergüenza ajena comer fuera de mi casa porque dependiendo lo que cocinen, ahí ando yo, apartando judías verdes, o trozos de algo que sé que si entra en mi boca me darán hasta arcadas. Realmente, hasta que lo ví claro, mi alimentación se basaba casi en exclusivamente en carne y pescado. Y he renunciado a comerlos por motivos éticos y de respeto. En posteriores entradas daré datos de cómo funciona el sistema de explotación animal para el consumo para intentar explicar por qué no quiero formar parte de él. Y mi salud lo está agradeciendo cada día más.
Por todo esto he tenido que «reeducar» mis hábitos alimenticios, y en ello ando. Por lo pronto, en mi casa no ha entrado «nada muerto» desde hace casi dos años, y me estoy haciendo una cocinillas en toda regla y todo. Porque si te pones a buscar productos elaborados veganos tipo hamburguesas vegetales, o tofus, o leches vegetales, o quesos veganos, observas con estupor que cuestan un riñón. Pero habiendo tantos blogs y páginas maravillosas de recetas veganas, ¿Quien dijo miedo? Así que también quería aprovechar este espacio que cada vez está siendo un poco más mío para poner las recetas adaptadas de lo que suelo consumir habitualmente, así como los productos que estoy utilizando para mi cuidado personal.
Eres aún más admirable por lo que dices de que las verduras no te agradan mucho, y la carne sí. Eso mismo le ocurria a mi hija, que sólo la «chichi» le gustaba y aún así se hizo vegana. De todas formas, Llanos, si estás embarazada y tienes que hacer alguna excepción, no ocurre nada , siempre hay que priorizar la salud , aunque me consta que no tiene por qué perjudicar una dieta totalmente vegetal, más bien al contrario, pero no obstante, creo que es conveniente que seas flexible si te lo prescriben los médicos.
Hola guapa, yo también soy vegana y estoy embarazada. Claro que la médica me decía que tenía que comer de todo, los médicos siempre dicen eso, pero no han estudiado nutrición y saben lo justo solo alimentación vegetal. Yo he seguido con mis principios y hábitos alimenticios, llevando una alimentación vegana equilibrada, eso si, a diferencia tuya me encanta toooda la fruta y verdura, cruda o cocinada, tanto yo como mi hijo nos encontramos perfectamente, todo dentro de lo normal y las analíticas perfectas. Respecto a ser vegana fuera de casa cuesta, claro, pero se puede hacer. Yo vivo es Euskadi y aquí también es muy complicado. Tenemos mucha variedades de pintxos y apenas tenemos opciones. Pero al final siempre me apaño. A mi cuando huelo o veo algo apetecible, enseguida me viene a la cabeza lo ocurrido para que llegase hasta ahí y automáticamente pierde su atractivo.
Ánimo!!
Por cierto, tengo un blog de cocina vegana que quizás te sirva de ayuda, http://www.boquitavegana.com y también facebook. Espero poder ayudarte con mi rinconcito veganculinario