Hola a tod@s y feliz año nuevo 🙂
Espero que hayáis comenzado el año con muchos y buenos propósitos. Yo no podría haberlo hecho mejor, con un viaje estupendo y grandes amigos con quien compartir siempre momentos geniales en una casa rural en un pueblecito de Jaén, con una meteorología extrañamente calurosa para ser mes de enero (cosa que a mí me acongoja bastante porque me da que el cambio climático tan evidente nos pasará pronto factura en el planeta en el que pretendo que mi hijo viva feliz). Pero lo cierto y si he de ser totalmente sincera, nos ha dado estampas tan bonitas como estas:
Y ahora toca vuelta a la realidad de nuevo: a mi relativa soledad (y a echar un montón de menos el jolgorio, las charlas, las risas, y sobre todo a los niños), a organizar cosas, reestructurar partes de la casa, ver qué va faltando, a estrenar mi nueva agenda (que es más pequeña que la del año pasado y creo que me va a faltar mogollón de sitio :P), a organizar las citas a matrona, anestesista, análisis, etc. y que son un montón…vamos, que este mes va a ser la mar de entretenido, la verdad.
Y bueno, a lo que voy. Con toda probabilidad, llegado el momento clave del parto y postparto y estando sola estoy más que segura que el tema de las comidas puede llegar a convertirse en algo complicadísimo, ya que me roba bastante tiempo el hecho de planificar la compra y luego cocinar, así que he pensado que voy cocinando y congelando ahora y luego iré echando mano de las cremas y platos que me voy haciendo, y así espero no tener que molestar tanto a mi ya sufrida madre… y a ver cómo va todo.
Pues bien, ya he empezado a cocinar unas cuantas cosillas como cremas de calabacín, de champiñones, caldos vegetales, albóndigas, etc.
Y luego siempre tengo a mano recetillas súper sencillas pero que en un momento dado te pueden sacar de un aprieto de última hora, como esta receta del Rawmesan. Este nombre raro es una especie de variación del Parmesan (o sea, queso parmesano de toda la vida), pero variando el nombre a Raw (que significa crudo, sin cocinar) y que forma parte de la cocina crudivegana. Los hay de muchos tipos. Es más, si buscáis el término en Internet, la receta que más veces aparece difiere bastante de la que yo os voy a dar ahora en cuanto a ingredientes, pero la que yo preparo es más sencilla y lo que es mejor en mi opinión, aguanta muchísimo más tiempo, así que este sucedáneo de queso se puede guardar tranquilamente e ir utilizándolo durante semanas tanto en platos de pasta (con una simple salsa de tomate y el queso es que está buenísima), como para aderezar cremas de verdura, sopas, ensaladas…lo que se te ocurra. La receta original es del blog de Danza de Fogones, la cual me encanta, con unas fotos preciosas y unas recetas súper interesantes. Así que si no os apañais con mis explicaciones y fotos cutriles siempre podéis ir a la fuente y fliparlo en colorines jejejeje . El saborcillo a queso se obtiene de la levadura de cerveza que es una fuente maravillosa de vitamina B y que además tiene múltiples beneficios para nuestro organismo (y la encontrareis fácilmente en herboristerías y grandes superficies), así que ya no hay excusa para no probar a hacerla. El ingrediente principal son los anacardos, aunque yo también he preparado este queso con pipas, que es otra de las recetas más recurrentes, pero en mi opinión, no tiene nada que ver con esta. Juzgar vosotros mismos a ver:
RAWMESAN O QUESO PARMESANO VEGANO
Ingredientes:
1 taza de anacardos, ó 160 gramos (los recomiendan sin sal, yo no encontré, así que eché la mitad de sal)
4 cucharadas de levadura de cerveza
1/2 cucharadita de sal marina (yo utilicé sal del himalaya pero si no teneis da lo mismo. Si usais anacardos sin sal, poned 1 cucharadita)
1 cucharadita de ajo seco en polvo.
Y ya está. Ni más ni menos, así de sencillo. Ahora sólo hay que poner todos los ingredientes en una batidora de vaso, thermomix, molinillo de café o lo que tengáis a mano (si usáis batidora de brazo os costará bastante más, pero también acaba saliendo), y los moléis.
Luego simplemente se mete en un bote de cristal o tupper, se etiqueta y se puede ir consumiendo cuando lo necesiteis. Como ya os he dicho, los usos son múltiples y el sabor…bueno, quizás no se parezca tanto tanto al parmesano, pero lo cierto es que está muy bueno, os lo aseguro. Y aparte de que no se funde como el queso tradicional, los usos que le podéis dar son exáctamente los mismos que les daríais a este quesico. Y sin tener que explotar a ninguna vaca para que de leche, con muchos más nutrientes y grasas más saludables :).
Espero que lo hagáis, lo probéis y si os gusta… me lo contéis 🙂
¡¡Abrazos!!