Balance Navideño

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¡¡Hola a tod@s!! ¿Qué tal el nuevo año?. Espero que tengáis muy buenos propósitos y que hayáis empezado con muy buen pie este 2017.

Las fiestas para este nuestro particular núcleo familiar no podían dejar de ser curiosas, como nosotros. La verdad es que debo decir en primer lugar que las expectativas son muy malas…malísimas. Y siempre caigo en el mismo error, tener siempre un montón de expectativas sobre todo en mi vida: sobre las nuevas situaciones, sobre los hombres de los que me enamoro, sobre las planificaciones que siempre tiendo a hacer….y así con un largo etcétera que provoca que al final la realidad se estampe de bruces con lo que yo pensaba que sería…y esta vez…pues no ha sido la excepción. Pero bueno, nada de lo que no se pueda aprender.

Tenía yo ganas de que, ya que eran nuestras primeras navidades juntos, podríamos vivirlas intensamente, hacer cosas típicas como por ejemplo hacernos una foto dedicada nuestra «to graciosa» y luego enviarla a nuestros allegados y amigos. Pues  en noviembre me pedí de Aliexpress un par de pijamas iguales para hacernos la foto molona. Y bueno, a día 12 de enero aún lo seguimos esperando. No os quepa la menor duda de que en cuanto lo reciba, si he acertado con la talla y me viene (y no parezco la vaca Amalia), habrá foto, aunque sea el mes que viene. Y ya me sacaré de la manga alguna fiesta pagana para tener la excusa de enviar fotos con pijama navideño a estas alturas 😛

No me digáis que esos moñetes no son la bomba ¿eh? Me los pienso poner sí o sí XD

Y bueno, huelga decir para quien no me conozca demasiado que a mí las fiestas como que ni fú ni fá. Tal vez sea esa sensación de que como ya hay que celebrar sí o sí, te lo tienes que pasar en grande por narices, y esa presión siempre me acaba pasando factura, con lo que no suelo disfrutar demasiado cuando llegan festividades típicas, o fiestas locales. Además, eso de acabar equiparando siempre fiesta con comer y beber hasta reventar siempre me ha parecido que no iba conmigo. Todo eso sumado a las manidas expectativas hacen un cóctel espectacular ¿no creeis?

Pero vamos, que por alguna razón (llamada Teo), me apetecía este año pues no sé, intentar disfrutarlas de otro modo cuando hay niños: decorar un poco la casa, pasear y que el peque viera las luces de navidad, las cosas típicas. Que al final no he hecho. Ea, me declaro culpable, me ha dado una pereza brutal. Y mi retoño, pues qué queréis que os diga, tampoco es que ayude mucho. En casa de mi madre había que ponerle un cerco al nacimiento y al árbol porque con diez meses tiene una curiosidad pasmosa que se traduce en unas ganas inmensas de cogerlo todo y estamparlo, si puede ser contra otra cosa que se pueda romper mucho mejor, claro (si no no es divertido).

Así que la nochebuena pasó sin pena ni gloria, conmigo estresadísima vigilando al nene que no cogiera el cuchillo de la mesa o estampara algún plato de la vajilla que mi madre tanto se estima, que comiera, y el otro el pobre muerto de sueño que no se podía dormir. Como yo soy la fotógrafa oficial de la familia y mi móvil anda estropeado y yo que ni me acordé, este año no tenemos ni una sola foto de la noche…que manda narices (debe de ser el primer año en mucho tiempo que ni una foto hacemos, pero nadie ¿eh? Es que es muy fuerte) Al final el pobre Teo se pasó de rosca al no dormir a su hora y estuvimos dando vueltas hasta las tantas que consiguió caer rendido.

El día 30 nos fuimos con mis amigos a una casa rural por tercer año (el año pasado ya os conté mi experiencia con la tripona en Jaen en este post) y esta vez fuimos a Castril, en Granada. Fue todo un reto recorrer en coche con Teo detrás y de espaldas a mí los 300 y pico kilómetros hasta allí. He tenido experiencias regulares viajando con él porque le agobia mucho el coche y llora sin parar. Al final aproveché cuando se durmió a media mañana, salí cortando y conduje por carreteras secundarias por si despertaba. Y cuando lo hizo recurrí a la socorrida tablet y al Little Baby Bum, que es lo más. Me da rabia ponerle la tablet tan pronto pero  he de admitir que nuestros hijos son  hijos de la tecnología y que su infancia va a ser bastante distinta a cómo fue la nuestra, sin sillas en los coches, con más hermanos a los que canear para no aburrirte, y esas cosas.

Y bueno, la casa rural este año ha sido un completo desastre. Teo, que es un niño sociable, simpático, que le hace cascaretas a todo el mundo cuando vamos paseando, que le ríe las gracias a las mujeres en el vestuario de la piscina, resulta que, sería el cambio de casa o los demás niños que tenían muchísimas ganas de achucharlo, o no sé qué puñetas, pues ha estado tres días sufriendo la «crisis de los extraños«, llorando sin parar cuando hemos estado con el resto de gente y poniéndose como un loco cuando yo me iba de su lado. Ha sido toda una sorpresa para mí que se pusiera así el pobre, pero me ha martilleado su llanto todo el santo día, y los consejos de mis amigos de «no pasa nada porque llore» tampoco me han ayudado mucho, así que no hemos podido sacarle el jugo a la experiencia este año. Y la Nochevieja no fue una excepción. A las doce y cuarto me llevé cabreadísima al pobre hijo mío hecho un mar de lágrimas mientras mis compis hacían vídeos con el reto del maniquí y cantaban y bailaban (con lo poco que me gusta a mí eso, ains). Al final creo que sólo tenemos una foto reseñable que aún no me ha pasado mi amiga Sara, pero vamos, que mi cara tiene que ser un poema. Aparte de eso, he caído en los errores garrafales que toda madre primeriza que viaja poco comete: poca ropa y no muy adecuada, no llevar mudas en las excursiones por si se caga a la pata abajo (el primer día, sí 🙁 ). Supongo que siempre tiene que haber una primera vez para aprender de los errores. Tomo nota. Y si me leéis, haced lo propio y aprovechad la experiencia, mejor a  que os sucedan cosas así. Aprovecho para dar las gracias a mi amiga Vero (http://novayasdescalza.blogspot.com.es/) que fue mi consejera durante el viaje echándome una mano en todo momento :). A ella y a todos los demás que tuvieron paciencia espartana para sobrellevar mis histerias y las de mi hijo esos días…

Primera foto del 2017…mi cara lo dice todo ¿eh?

Y aún quedaban los reyes…Os sintetizo rápidamente: sin muchas expectativas esta vez por si acaso, quedamos con mis amigos María José y Pablo para ver el desfile, así que nos ponemos de tiros largos pero Teo saca dos docenas de toallitas en un descuido y se moja entero. Lo cambio. Vomita. Lo vuelvo a cambiar. Se nos hace tarde. Bajamos al desfile pero no podemos cruzar al otro lado para ir al lugar donde hemos quedado. Lo intentamos por 3 sitios diferentes. Nada. Intento colocarme en algún sitio para que el bebé pueda ver algo, pero tanto ruido lo tiene descolocado. Aburrida, me voy a ver a mis padres, los acompaño hasta el bar al que se van a cenar, y para casa. Fin de la noche de reyes.  Al menos allí nos hicimos la única foto decente que tenemos de los dos, así que la noche al final fue algo productiva XD

Como conclusión de estos días tan caóticos, debo decir que he sido bastante consciente que los bebés, cuanta más rutina tengan mejor, que las fiestas no les suelen venir bien (por lo menos al mío). Así que tengo en cuenta de que al menos durante los próximos años las navidades van a seguir pasando sin pena ni gloria, hasta que tenga un poco de conciencia y pueda vivir estos momentos de forma más activa. Y mientras tanto me va a tocar resignarme a seguirle el ritmo todo lo que pueda dejando mi parcela de diversión tal y como la tenía actualmente para otros momentos y viviendo esta etapa buscando otro tipo de situaciones que me hagan sentir feliz igualmente, que no son pocos momentos tampoco.

¿Y vosotros qué? ¿Os habéis sentidos identificados con nosotros? ¿Muchas expectativas que al final se han ido al traste? Espero que no os haya pasado como a mí. Y que si ha sido así me lo contéis, así dejaré de sentirme un poco menos bicho raro 😛

¡¡Abrazos!!

 

 

 

2 comentarios en «Balance Navideño»

  1. Fateh

    Hola . He leído todo, me encanta como escribes.. Eres la leche.. Espero que te complan las expectativas y que este año sea mejor que el interior… Un abrazo fuerte

    1. alubenia Autor de la entrada

      Muchísimas gracias. Tal vez no se cumplan las expectativas la mayoría de las veces, pero lo importante es aprender siempre de ello. Un besazo 🙂

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